Perros y gatos: Gestionar su estrés de forma natural
Al igual que los seres humanos, los animales pueden sufrir estrés. Tu perro o tu gato puede adoptar comportamientos indeseables que son simplemente una respuesta a su malestar. El propietario debe estar atento a la aparición de síntomas preocupantes y ser capaz de detectar el origen de ese estrés. Se puede implementar un tratamiento natural para que recupere la calma y la serenidad.
Síntomas de un animal estresado
El propietario debe garantizar el bienestar de su mascota. Es importante que tu bola de pelo esté cómodo. Por lo tanto, es preciso prestar atención al más mínimo cambio de comportamiento:
- Comportamiento inapropiado: tu mascota es agresiva contigo y/o se pelea con otros animales.
- Repentina falta de higiene: orina y defeca en lugares no adecuados.
- Aumento del apetito: tu mascota pide constantemente comida.
- Pérdida de apetito: se niega a comer y se observa una pérdida de peso significativa.
- Problemas de piel: tu mascota se rasca, pierde pelo y se lame de manera inusual.
- Hiperactividad: se afila las garras en todas partes o estropea los muebles, ladra o maúlla sin razón aparente.
- Se niega a jugar: tu mascota se oculta y se aísla todo el día. Rechaza la actividad física.
Identificar correctamente la causa de este estrés
Algunas situaciones provocan estrés en tu mascota. El animal muestra un gran apego a sus puntos de referencia, por lo que una alteración en su entorno o una situación inusual puede desencadenar en él una ansiedad que debe ser detectada rápidamente:
- Una separación: La soledad y el aburrimiento que siente tu mascota pueden provocar sufrimiento. Será necesario acostumbrarle de forma gradual a estar solo para evitar la aparición de lo que se denomina «ansiedad de separación»: primero durante 30 minutos y luego 1 hora, 2 horas, etc.
- Un ritmo inusual de presencia: tu presencia recurrente seguida de una ausencia prolongada, como ha ocurrido durante este periodo de confinamiento/desconfinamiento, también puede perturbar la rutina de tu mascota y crear ansiedad.
- Una mudanza: Un nuevo entorno es una fuente de estrés para tu mascota. Tu mascota se encuentra fuera de su territorio y tiene que hacer frente a nuevos puntos de referencia.
- Un nuevo compañero de vida: La llegada de un nuevo animal o de un recién nacido puede alterarlo, y puede ver a este desconocido como un intruso en su territorio.
- Una adopción: tu mascota llega a un nuevo entorno y parece estar perdido. Hay que darle tiempo para aclimatarse.
- Un viaje en coche: el transporte puede resultar complicado si tu mascota no está acostumbrada. El aprendizaje progresivo sigue siendo la mejor solución con un tratamiento adecuado. Puede ser útil asociar el coche a algo positivo para tu animal (juego, recompensa, etc.).
- Una visita al veterinario: es muy frecuente que un animal esté paralizado en la sala de espera del veterinario. Huele a feromonas que dejaron antes sus congéneres.
- Ruidos extraños: las obras, las tormentas eléctricas o los fuegos artificiales son una fuente de estrés porque son repentinos y extremadamente ruidosos.
- Una enfermedad subyacente: se recomienda encarecidamente una consulta veterinaria para descartar cualquier riesgo de enfermedad (articulaciones, riñón, corazón, etc.).
Cuidar de tu mascota estresada
En primer lugar, es necesario contar con la opinión de un veterinario para descartar cualquier riesgo de enfermedad. Durante la consulta, podrá establecer un diagnóstico y proponer soluciones para tratar el estrés de tu mascota:
- Recurrir a un veterinario conductista cualificado es una buena solución. Este especialista ayudará al propietario a comprender mejor las razones del malestar de su mascota y a establecer una terapia conductista.
- El entorno debe estar ordenado:
- En el caso del gato: es importante recordar que un gato es un animal territorial al que le gusta su pequeña rutina. Hay que tener cuidado de no mover sus objetos personales para evitar un estrés innecesario debido a un cambio de entorno.
- En el caso del perro: su cama, su cuenco de agua y sus juguetes deben estar a su alcance para tranquilizarle. Durante los paseos, es esencial que esté física y mentalmente activo.
Los productos naturales pueden ayudar al animal. El uso de la aromaterapia es interesante. Al estimular las vías olfativas, es posible provocar sentimientos y emociones específicas como efecto relajante. De hecho, el perro y el gato tienen un sentido del olfato muy desarrollado. Esta capacidad olfativa está relacionada con el órgano de Jacobson. Dicho órgano permite a tu mascota captar y amplificar los olores positivos percibidos (aceites esenciales, feromonas, etc.).
Céline Taphaléchat, Diplomada en salud animal y titular del Certificado de aptitud de animales domésticos opción gatos. Blogger Una bella vida de gato.